Sara salta de un continente a otro con la inercia de un pestañeo. Retrata vidas en gestos robados y se instala en un hotel de carretera como si estuviera en su hogar. Porque encuentra su casa en las miradas que retrata y narra su vida con expresiones ajenas. Hace más de quince años que dejó el uniforme de economista para ponerse el disfraz de la empatía, colgarse una cámara al hombro y comenzar a viajar buscándole un sentido a la vida. Por el camino ha llenado su pasaporte de sellos, su mochila de historias lejanas y su objetivo de instantes de lucidez. Ha desbordado los límites de las fronteras de las sonrisas en lugares donde no se presupone espacio para la alegría y ha conquistado secretos con su disparo único, fugaz y sin compromiso. Aquí expone un reflejo de las personas a las que enamoró con una cámara de por medio. Flechazos de identidad abierta en canal.
Texto por cortesía de Almudena Ávalos